Oraciones de San Ignacio de Loyola

Vida de San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola en la Enciclopedia Católica
Oraciones de San Ignacio de Loyola
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Novena a San Ignacio de Loyola
Alma de Cristo

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Oración de entrega

(Especialmente recomendada para la oración matinal y para la acción de gracias tras comulgar.)

Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.

Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.

Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.





Hacer oración

(Para antes de hacer un rato de oración mental)

Señor, de verdad deseo prepararme bien para
este momento, deseo profundamente que todo mi
ser esté atento y dispuesto para Ti.

Ayúdame a clarificar mis intenciones.
Tengo tantos deseos contradictorios...
Me preocupo por cosas que ni importan ni son
duraderas. Pero sé que si te entrego mi corazón
haga lo que haga seguiré a mi nuevo corazón.

En todo lo que hoy soy, en todo lo que intente
hacer, en mis encuentros, reflexiones, incluso
en las frustraciones y fallos
y sobre todo en este rato de oración,
en todo ello, haz que ponga mi vida en tus manos.

Señor, soy todo tuyo. Haz de mí lo que Tú quieras.
Amén.



Señor, Tú me conoces

Señor, Tú me conoces mejor
de lo que yo me conozco a mí mismo.
Tu Espíritu empapa
todos los momentos de mi vida.

Gracias por tu gracia y por tu amor
que derramas sobre mí.
Gracias por tu constante y suave invitación
a que te deje entrar en mi vida.

Perdóname por las veces que he rehusado tu invitación,
y me he encerrado lejos de tu amor.

Ayúdame a que en este día venidero
reconozca tu presencia en mi vida,
para que me abra a Ti.
Para que Tú obres en mí,
para tu mayor gloria.

Amén.



Oracion para rezar en todo momento

Ayúdame a clarificar mis intenciones.
purifica mis sentimientos,
santifica mis pensamientos
y bendice mis esfuerzos,
para que todo en mi vida
sea de acuerdo a tu voluntad.

Tengo tantos deseos contradictorios...
Me preocupo por cosas
que ni importan ni son duraderas.
Pero sé que si te entrego mi corazón
haga lo que haga seguiré a mi nuevo corazón.

En todo lo que hoy soy,
en todo lo que intente hacer,
en mis encuentros, reflexiones,
incluso en las frustraciones y fallos,
y sobre todo en este rato de oración,
en todo ello,
haz que ponga mi vida en tus manos.

Señor, soy todo tuyo.
Haz de mí lo que Tú quieras.

Amén.




Alma de Cristo

(Especialmente recomendada para la oración matinal y para la acción de gracias tras comulgar.)

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.