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En el marco de la preparación del Jubileo 2025, se invita a las diócesis a promover la centralidad en la oración individual y comunitaria.
Para ello, se podrían proponer “peregrinaciones de oración” hacia el Año Santo, caminos de escuela de oración con etapas mensuales o semanales, presididas por los Obispos, en las que se implica a todo el Pueblo de Dios.
Además, para vivir mejor este año, el Dicasterio para la Evangelización publicará una serie de “Apuntes sobre la oración”, para volver a poner en el centro la relación profunda con el Señor, a través de las múltiples formas de oración contempladas en la rica tradición católica.
1. ORAR HOY, “UN DESAFÍO A SUPERAR”
Prefacio Papa Francisco
por Angelo Comastri
2. ORAR CON LOS SALMOS
por Gianfranco Ravasi
3. LA ORACIÓN DE JESÚS
de Juan López Vergara
La oración de Jesús recorre todos los Evangelios. Cada una de sus acciones, de los momentos decisivos de su vida, de sus decisiones, van precedidas de una oración constante, filial, confiada, segura.
En estos Apuntes sobre la oración, tres elementos: el contexto, el texto evangélico y la oración de Jesús en primera persona, configuran la estructura de una veintena de pequeñas meditaciones. Cada una de ellas permite ser testigo de la conversación amorosa de Jesús con su Abba, con su padre, y para aprender de ella: sirven para rezar y para aprender a rezar.
Acompañar a Jesús en su oración es aprender a rezar. Aprender a confiar. Aprender a hacer la voluntad de quien quiere lo mejor para nosotros.
Jesús con su oración es maestro de oración.
4. EL VIAJE EN DIOS:
SANTOS Y PECADORES EN ORACIÓN
de Paul Brendan Murray
El viaje en Dios” explora la rica tradición espiritual cristiana enfocándose en la oración y la meditación. Nos acerca a las experiencias y enseñanzas de santos célebres como Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Tomás de Aquino y Teresa de Lisieux.
Estos santos, aunque parecen inalcanzables, revelan en sus testimonios espirituales la sencillez de su oración y su humanidad.
San Agustín, en sus “Confesiones”, nos muestra su lucha interna y su conversión continua, un proceso de transformación y redención constante, apoyado en la oración humilde y confiada.
Teresa de Ávila destaca la simplicidad y humildad en la oración, conversando con Dios con la naturalidad y la sencillez de un amigo cercano.
Teresa de Lisieux, con su “caminito” de infancia espiritual, nos enseña la importancia de la confianza total en la bondad de Dios, que perdona nuestras imperfecciones siempre.
Tomás de Aquino, a través de sus profundas oraciones personales, nos recuerda la centralidad de la humildad y la dependencia y confianza en la misericordia divina.
“El viaje en Dios” es una invitación a contemplar la relación entre la fragilidad humana y la gracia divina. Nos enseña que la búsqueda de Dios es un camino continuo de conversión, humildad y confianza basado en la oración.
No nos desanimemos por nuestras imperfecciones. La oración no requiere complejidad, sino sinceridad y sencillez. A través de esta relación honesta con Dios, podemos encontrar paz interior y verdadera santidad.
“El viaje en Dios” muestra el testimonio poderoso de confianza, lucha y redención de personas normales que alcanzaron la santidad por medio de la oración. Una llamada al encuentro personal con Cristo en medio de la vida cotidiana.
5. LAS PARÁBOLAS DE LA ORACIÓN
de Antonio Pitta
¡Jesús enseñó a orar orando! Es el núcleo esencial de su enseñanza sobre la oración. Con las parábolas sobre la oración Jesús muestra cinco aspectos esenciales en la oración del cristiano
En la parábola del amigo inoportuno que pide pan para una visita, Jesús enseña a pasar de una oración dictada por la urgencia o la necesidad a una generada por el Espíritu Santo. Con el Espíritu, el Padre da a cada discípulo lo que es necesario para él. La oración es como el pan necesario entregado por el Padre a sus propios hijos.
En la del Hijo pródigo, Jesús enseña que Dios es siempre un padre que busca a sus hijos. Con su misericordia repara la dignidad del hijo pequeño, y al hijo mayor le restablece en su fraternidad. No podemos invocar a Dios como padre si no reconocemos en el otro a nuestro hermano.
En la parábola de la viuda y del juez descreído Jesús nos muestra que la petición de no caer en la tentación está ilustrada por la fe perseverante o constante de la viuda. En las dificultades, la tentación de la fe nos obliga a la perseverancia en la oración.
La parábola del fariseo y del publicano en el templo compara dos tipos de oración. Por una parte, la oración arrogante y narcisista en exceso del fariseo; por la otra, la oración humilde del publicano. La inflexión de la situación demuestra que Dios justifica o santifica al publicano y no al fariseo.
Por último, la breve e incisiva parábola de la higuera que florece cierra las parábolas sobre la oración. La oración llega a su plena maduración cuando por medio de la vigilancia permite al discípulo reconocer los signos de los tiempos o del reino de Dios que se acerca.
La oración es más necesaria que nunca. Por eso, no es casual que en esta última parábola se insista en la vigilancia abierta a la esperanza, en vistas al encuentro con el Señor.
6. LA IGLESIA EN ORACIÓN
de monje
La oración es un misterio profundo, con raíces en el mismísimo Corazón de Dios. Resuena en el eterno himno de alabanza del Cielo, un canto que solo Dios conoce y enseña: el diálogo entre el Padre y el Hijo en la presencia del Espíritu Santo. En la Iglesia, este diálogo divino se refleja en nuestra oración, un regalo de Cristo a la humanidad que tiene lugar en la Iglesia. Porque Iglesia es la casa del Dios vivo, un espacio de encuentro entre Dios y el hombre, donde la oración es esencial. Desde la creación del cosmos, la primera “iglesia cósmica”, se celebra una liturgia en la que todo el universo participa. Con la encarnación de Cristo, la Iglesia se fortalece. Es Cristo, Dios hecho hombre, quien realizan la unión de Dios y la humanidad. A través de Cristo, cada uno de nosotros puede decir “Abba-Padre” y unirse al eterno canto de alabanza. Ser cada uno de nosotros “casa de Dios”; ser lugar del encuentro con Dios, nos permite ser protagonistas de un diálogo personal, cara a cara con el Señor, y ese camino espiritual, nos permite encontrar nuestra identidad más profunda. La Eucaristía es el culmen de nuestra unión con Cristo, transformando nuestra vida en un continuo acto de alabanza y oración. La oración nos permite vivir en comunión con el Cristo resucitado, aquí y ahora. En la oración, nos encontramos en las manos del Padre, guiados hacia la plenitud de la Pascua. Unidos en el Misterio de Cristo, nuestra vida se convierte en una eterna alabanza a Dios. Que nuestra oración sea siempre ese canto de amor y entrega al Padre. Amén.
7. LA ORACIÓN DE MARÍA Y DE LOS SANTOS
de Catherine Aubin
Cuando hacemos oración, María nos resulta una buena maestra de oración. Ella escuchó la voz del Señor y mantuvo diálogos personales de intimidad y profundidad durante la mayor parte de su vida. Para aprender de María, en primer lugar, recorreremos los lugares de su vida preguntándonos lo que nos revelan de la identidad de María y cuáles son los espacios interiores en los que María nos pide vivir en la actualidad.
María escuchó la voz del ángel y acogió la voluntad del Padre. Al encarnar a Jesús crea con él un vínculo maternal y espiritual que le permite vivir siempre en su presencia. Con su vida, María nos enseña a escuchar, a confiar y a decir “sí” a Dios, como lo hizo en la Anunciación.
Belén, la ciudad donde nació Jesús, nos revela el poder de la humildad y la confianza en Dios. Es un lugar pequeño, pero lleno de significado: allí María nos invita a confiar en el plan del Padre.
Galilea, un crisol de culturas y razas, nos habla de la acogida y la apertura. Allí, María vivió en sencillez y nos enseña a aceptar la diversidad y las diferencias con amor.
Nazaret, el pueblo insignificante donde María vivió en el anonimato, es un recordatorio de que, en lo escondido, el Señor obra maravillas. Desde allí, nos invita a mirar la vida desde el corazón, en lo profundo y silencioso.
En cada aparición, María nos llama a acercarnos a su Hijo. Nos guía hacia el interior, a nuestra morada más profunda, donde se encuentra la paz, la confianza y la gracia.
María es madre, maestra y compañera en el camino hacia Dios. Nos coge de la mano y nos conduce al lugar más escondido: el corazón, donde siempre nos espera la presencia de Dios.
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Para la oración comunitaria en parroquias o grupos, aquí tienes un subsidio (descargar en PDF)
8. LA ORACIÓN QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ:
PADRENUESTRO
Para ello, se podrían proponer “peregrinaciones de oración” hacia el Año Santo, caminos de escuela de oración con etapas mensuales o semanales, presididas por los Obispos, en las que se implica a todo el Pueblo de Dios.
Además, para vivir mejor este año, el Dicasterio para la Evangelización publicará una serie de “Apuntes sobre la oración”, para volver a poner en el centro la relación profunda con el Señor, a través de las múltiples formas de oración contempladas en la rica tradición católica.
El Dicasterio para la Nueva evangelización junto a la Conferencia Episcopal Española y la editorial BAC ofrecen para potenciar la experiencia de la oración los Apuntes sobre la oración. Ocho cuadernos que se publicarán cada mes junto con material preparado para su utilización y su difusión.
“Apuntes sobre la oración”
1. ORAR HOY, “UN DESAFÍO A SUPERAR”
Prefacio Papa Francisco
por Angelo Comastri
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2. ORAR CON LOS SALMOS
por Gianfranco Ravasi
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3. LA ORACIÓN DE JESÚS
de Juan López Vergara
La oración de Jesús recorre todos los Evangelios. Cada una de sus acciones, de los momentos decisivos de su vida, de sus decisiones, van precedidas de una oración constante, filial, confiada, segura.
En estos Apuntes sobre la oración, tres elementos: el contexto, el texto evangélico y la oración de Jesús en primera persona, configuran la estructura de una veintena de pequeñas meditaciones. Cada una de ellas permite ser testigo de la conversación amorosa de Jesús con su Abba, con su padre, y para aprender de ella: sirven para rezar y para aprender a rezar.
Acompañar a Jesús en su oración es aprender a rezar. Aprender a confiar. Aprender a hacer la voluntad de quien quiere lo mejor para nosotros.
Jesús con su oración es maestro de oración.
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4. EL VIAJE EN DIOS:
SANTOS Y PECADORES EN ORACIÓN
de Paul Brendan Murray
El viaje en Dios” explora la rica tradición espiritual cristiana enfocándose en la oración y la meditación. Nos acerca a las experiencias y enseñanzas de santos célebres como Agustín de Hipona, Teresa de Ávila, Tomás de Aquino y Teresa de Lisieux.
Estos santos, aunque parecen inalcanzables, revelan en sus testimonios espirituales la sencillez de su oración y su humanidad.
San Agustín, en sus “Confesiones”, nos muestra su lucha interna y su conversión continua, un proceso de transformación y redención constante, apoyado en la oración humilde y confiada.
Teresa de Ávila destaca la simplicidad y humildad en la oración, conversando con Dios con la naturalidad y la sencillez de un amigo cercano.
Teresa de Lisieux, con su “caminito” de infancia espiritual, nos enseña la importancia de la confianza total en la bondad de Dios, que perdona nuestras imperfecciones siempre.
Tomás de Aquino, a través de sus profundas oraciones personales, nos recuerda la centralidad de la humildad y la dependencia y confianza en la misericordia divina.
“El viaje en Dios” es una invitación a contemplar la relación entre la fragilidad humana y la gracia divina. Nos enseña que la búsqueda de Dios es un camino continuo de conversión, humildad y confianza basado en la oración.
No nos desanimemos por nuestras imperfecciones. La oración no requiere complejidad, sino sinceridad y sencillez. A través de esta relación honesta con Dios, podemos encontrar paz interior y verdadera santidad.
“El viaje en Dios” muestra el testimonio poderoso de confianza, lucha y redención de personas normales que alcanzaron la santidad por medio de la oración. Una llamada al encuentro personal con Cristo en medio de la vida cotidiana.
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5. LAS PARÁBOLAS DE LA ORACIÓN
de Antonio Pitta
¡Jesús enseñó a orar orando! Es el núcleo esencial de su enseñanza sobre la oración. Con las parábolas sobre la oración Jesús muestra cinco aspectos esenciales en la oración del cristiano
En la parábola del amigo inoportuno que pide pan para una visita, Jesús enseña a pasar de una oración dictada por la urgencia o la necesidad a una generada por el Espíritu Santo. Con el Espíritu, el Padre da a cada discípulo lo que es necesario para él. La oración es como el pan necesario entregado por el Padre a sus propios hijos.
En la del Hijo pródigo, Jesús enseña que Dios es siempre un padre que busca a sus hijos. Con su misericordia repara la dignidad del hijo pequeño, y al hijo mayor le restablece en su fraternidad. No podemos invocar a Dios como padre si no reconocemos en el otro a nuestro hermano.
En la parábola de la viuda y del juez descreído Jesús nos muestra que la petición de no caer en la tentación está ilustrada por la fe perseverante o constante de la viuda. En las dificultades, la tentación de la fe nos obliga a la perseverancia en la oración.
La parábola del fariseo y del publicano en el templo compara dos tipos de oración. Por una parte, la oración arrogante y narcisista en exceso del fariseo; por la otra, la oración humilde del publicano. La inflexión de la situación demuestra que Dios justifica o santifica al publicano y no al fariseo.
Por último, la breve e incisiva parábola de la higuera que florece cierra las parábolas sobre la oración. La oración llega a su plena maduración cuando por medio de la vigilancia permite al discípulo reconocer los signos de los tiempos o del reino de Dios que se acerca.
La oración es más necesaria que nunca. Por eso, no es casual que en esta última parábola se insista en la vigilancia abierta a la esperanza, en vistas al encuentro con el Señor.
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6. LA IGLESIA EN ORACIÓN
de monje
La oración es un misterio profundo, con raíces en el mismísimo Corazón de Dios. Resuena en el eterno himno de alabanza del Cielo, un canto que solo Dios conoce y enseña: el diálogo entre el Padre y el Hijo en la presencia del Espíritu Santo. En la Iglesia, este diálogo divino se refleja en nuestra oración, un regalo de Cristo a la humanidad que tiene lugar en la Iglesia. Porque Iglesia es la casa del Dios vivo, un espacio de encuentro entre Dios y el hombre, donde la oración es esencial. Desde la creación del cosmos, la primera “iglesia cósmica”, se celebra una liturgia en la que todo el universo participa. Con la encarnación de Cristo, la Iglesia se fortalece. Es Cristo, Dios hecho hombre, quien realizan la unión de Dios y la humanidad. A través de Cristo, cada uno de nosotros puede decir “Abba-Padre” y unirse al eterno canto de alabanza. Ser cada uno de nosotros “casa de Dios”; ser lugar del encuentro con Dios, nos permite ser protagonistas de un diálogo personal, cara a cara con el Señor, y ese camino espiritual, nos permite encontrar nuestra identidad más profunda. La Eucaristía es el culmen de nuestra unión con Cristo, transformando nuestra vida en un continuo acto de alabanza y oración. La oración nos permite vivir en comunión con el Cristo resucitado, aquí y ahora. En la oración, nos encontramos en las manos del Padre, guiados hacia la plenitud de la Pascua. Unidos en el Misterio de Cristo, nuestra vida se convierte en una eterna alabanza a Dios. Que nuestra oración sea siempre ese canto de amor y entrega al Padre. Amén.
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7. LA ORACIÓN DE MARÍA Y DE LOS SANTOS
de Catherine Aubin
Cuando hacemos oración, María nos resulta una buena maestra de oración. Ella escuchó la voz del Señor y mantuvo diálogos personales de intimidad y profundidad durante la mayor parte de su vida. Para aprender de María, en primer lugar, recorreremos los lugares de su vida preguntándonos lo que nos revelan de la identidad de María y cuáles son los espacios interiores en los que María nos pide vivir en la actualidad.
María escuchó la voz del ángel y acogió la voluntad del Padre. Al encarnar a Jesús crea con él un vínculo maternal y espiritual que le permite vivir siempre en su presencia. Con su vida, María nos enseña a escuchar, a confiar y a decir “sí” a Dios, como lo hizo en la Anunciación.
Belén, la ciudad donde nació Jesús, nos revela el poder de la humildad y la confianza en Dios. Es un lugar pequeño, pero lleno de significado: allí María nos invita a confiar en el plan del Padre.
Galilea, un crisol de culturas y razas, nos habla de la acogida y la apertura. Allí, María vivió en sencillez y nos enseña a aceptar la diversidad y las diferencias con amor.
Nazaret, el pueblo insignificante donde María vivió en el anonimato, es un recordatorio de que, en lo escondido, el Señor obra maravillas. Desde allí, nos invita a mirar la vida desde el corazón, en lo profundo y silencioso.
En cada aparición, María nos llama a acercarnos a su Hijo. Nos guía hacia el interior, a nuestra morada más profunda, donde se encuentra la paz, la confianza y la gracia.
María es madre, maestra y compañera en el camino hacia Dios. Nos coge de la mano y nos conduce al lugar más escondido: el corazón, donde siempre nos espera la presencia de Dios.
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8. LA ORACIÓN QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ:
PADRENUESTRO