Dios y Personajes Biblia
¡Perdónalos porque no saben lo que hacen!
Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net
Muchas veces pensamos que Dios, antes de que viniera Jesús, no era sino rigor, amenazas, castigos... Los rayos y truenos del Sinaí nos han impresionado siempre. Pero Dios se mostraba también muy bueno y misericordioso. Así nos lo dice la historia de Jonás, que no es más que una parábola preciosa, con la cual la Biblia nos transmite dos mensajes importantes y bellos.
El primero, y ante todo, que Dios es muy bueno con todos, a pesar de lo mal que a veces nos portamos con Él...
Y el segundo, siguiendo la interpretación que le dio Jesús es que un día, aunque hayamos muerto, la tierra nos devolverá a la vida, igual que el pez devolvió a Jesús el resucitado.
Era Nínive una ciudad enorme, capital de los asirios. Y se portaba mal, mal... Pero Dios, en vez del castigo, prefiere salvarla, y le encarga a Jonás:
- Vete a Nínive, y predícales la conversión. Como sigan pecando, la destruyo sin más.
Jonás tuvo miedo de ir, y se quiso esconder de Dios. ¡Como si fuera fácil engañar a Dios, de modo que Él no sepa dónde estamos cada uno!... Y se mete en una embarcación que se iba entonces hacia el extremo de la Tierra conocido. De repente, surge una tempestad furiosa, que destroza y hunde la nave. Tripulación y pasajeros buscan al responsable que así enojaba a Dios, y Jonás confiesa su culpa:
- Soy hebreo, y adoro al Dios que hizo el cielo y la tierra. Me he escapado de Dios, y por esto viene ahora esta desgracia sobre todos.
Temblando aquellos hombres, al oír eso del “Dios de cielo y tierra”, le intiman:
- Entonces, ¿qué tenemos que hacer contigo?
- Arrojadme al mar, y se calmará del todo.
Así lo hacen. Pero, asoma un pez enorme, que abre su boca y se traga a Jonás. Llega la calma más completa, y el profeta, metido en el vientre del cetáceo, exclama a Dios:
- Desde el profundo del abismo te invoco, rodeado como estoy de angustia. ¡Sálvame!
Al día tercero, el pez arrojaba vivo a Jonás en la playa. Ahora, escarmentado el profeta, sí que va a obedecer a Dios, el cual le dice:
- Vete a Nínive, como te lo mandé, y anúnciales: ¡Dentro de cuarenta días será arrasada la ciudad!
Los ninivitas, comenzando por el rey, creen al enviado de Dios y hacen dura penitencia. Dios, al ver aquella conversión, se compadece y le ahorra a Nínive la catástrofe anunciada.
Pero viene ahora la actitud desconcertante de Jonás, que se le queja a Dios porque no ha castigado a la ciudad pecadora:
- ¡Ya lo decía yo! Tú eres un Dios misericordioso y clemente, magnánimo, de gran corazón, y siempre te arrepientes y te retractas de las amenazas que haces. ¿Por qué no les has castigado?
Y Dios, con calma:
- Pero, Jonás, ¿crees tú que puedo castigar a una ciudad como Nínive, si sus habitantes no saben distinguir la mano derecha de la izquierda, de ignorantes que son?...
¿Dónde está la fuerza de este hecho? Jesús reclamará en el Evangelio a las ciudades del lago:
- Los de Nínive se alzarán contra vosotras en el Juicio, porque sus habitantes se convirtieron a la voz de Jonás, y aquí está uno mayor que Jonás.
Y Jesús invocará la figura de Jonás dentro del pez como signo de su resurrección:
- Así como estuvo Jonás tres días y tres noches en el seno del cetáceo, así estaré yo tres días en el seno de la tierra.
Este es el significado de Jonás en la mente de Jesús.
Pero, aparte de eso, la predicación de Jonás en Nínive, su conversión y su perdón, resultan conmovedores por la imagen de Dios que hacen resaltar:
- ¿Por qué perdona los pecados?
Jonás se le queja a Dios, y Dios tiene que defenderse del profeta, que se lo echa en cara:
- ¡Tú, siempre bueno! ¡Tú, siempre misericordioso! ¡Tú, siempre compasivo! ¡Tú, siempre con tu amor! ¡Tú, a no cumplir con tus amenazas, porque te arrepientes pronto de ellas!... Entonces, ¿para que he predicado yo?...
El Dios nuestro, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, es un Dios amor, y porque ama, es comprensivo y misericordioso. Y porque es misericordioso, salva. Lo único que Dios no puede pasar es el orgullo de la criatura. Quien se rinde ante Dios, ése no se pierde nunca.
Por eso nuestra confianza en Dios es firme. No nos apoyamos en nosotros mismos, que tenemos muy poca cosa que lucir ante Dios. Nos apoyamos en su bondad inmensa.
Como Jonás seguía refunfuñando, Dios le saca a relucir otra razón convincente:
- ¿Cómo voy a castigar a esos pobres pecadores, ignorantes como ellos solos, que no saben nada?
Esto, nos recuerda la petición de Jesús desde la Cruz:
- ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!...
¡Este es nuestro Dios! Todo bondad. Eso que enojaba a Jonás, es precisamente nuestra esperanza mayor. Somos malos, ¡pero qué suerte la nuestra, porque tenemos un Dios bueno de verdad!... .
Jonás, todo. Mat. 12, 39-41.
LA ORACION DE JONAS
En su libro “Creciendo en las estaciones de la vida”. Charles Swindoll relata la historia de un piloto àreo que en 1968 llegando a Nueva York comenzó su descenso y cuando intentó aterrizar el equipo se negó a funcionar. El manipuló todos los equipos de diestra a siniestra, tratando de que los controles funcionaran para que pudiera aterrizar, pero todo fue imposible. Entonces se comunicó con la torre de control para recibir instrucciones a medida que volaba en círculos alrededor del aeropuerto. Respondiendo a la crisis, el personal de la Terminal, rociaron con espuma toda la pista al mismo tiempo los camiones de los bomberos se pusieron a un lado esperando el aparatoso aterrizaje.
Mientras tanto los pasajeros, se les instruyó a que mantuvieran la calma en cada maniobras. Las voces de los pilotos sonaban calmadas y trataban de darles ánimo a los pasajeros. Luego las aeromozas les dijeron a los pasajeros que pusieran su cabeza en medio de sus piernas y se prepararan para un aterrizaje forzoso. Es uno de esos “no puedo creer que esto me este sucediendo a mi” momentos, y que dejan muchos traumas y gritos en la cabina. El aterrizaje se iba a dar en unos pocos minutos, de pronto el piloto dijo por los altoparlantes: “En este momento estamos comenzando nuestro descenso final, en este momento de acuerdo al Código Internacional de Aviación establecido en Ginebra, es mi obligación recordarles que si cree en Dios es un buen momento para orar.
Abraham Lincoln una vez dijo: “He sido muchas veces conducido hacia mis rodillas por la abrumadora convicción de que no tengo ningún lugar más a donde ir”
Quizás usted no recuerde pero en el cap 1 y verso 4-16 encontramos acerca de un exámen a un santo que estaba dormido, Hasta donde lo dejamos, quedamos con la solución de Jonás de ser lanzado al mar. Y los marineros, trataron de salvarle la vida, en varias ocasiones, sin embargo al no poder librarse de la tormenta llegaron a la conclusión de que era la mejor alternativa. Y Jonàs es lanzado fuera del barco.
Sin embargo a pesar de que Jonàs está pensando que hasta allí llegó su vida, Dios tiene preparado un plan que le mostrara que lejos de ser el final es apenas el comienzo de un viaje que lo llevará hasta la obediencia a Dios. Así que el vrs. 17 comienza diciéndonos: “Pero El Yahvé tenía preparado un gran pez que tragase a Jonàs; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”. El pez fue un milagro de gracia de parte del Señor. Jonàs esperaba morir. El sabía que la paga del pecado era la muerte, y cuando el fue lanzado al mar furioso, eso era lo que el esperaba. El se lo merecía, la justicia de Dios lo demandaba. ¡Y entonces el gran pez se lo tragó y se encontraba dentro de su vientre vivito y coleando! Ahora en esta oportunidad quiero compartirle a usted sobre el concepto de “CUANDO LO UNICO QUE NOS QUEDA ES ORAR”
En primer lugar algunas veces UN EXPERIENCIA DE CRISIS ES EXACTAMENTE LO QUE NECESITAMOS PARA LLEVARNOS A ORAR (Jonàs 1:17-2:1)
Antes de entrar acerca del asunto de la oración quiero hablarles sobre el pez. La Biblia sólo dice que era un “gran pez”. No estoy seguro que tipo de pez era, puede ser una ballena u otra clase de pez, o pudo ser un tiburón, que sé yo. Los críticos no pueden creer semejante historia. Pero pudo haber pasado. El promedio de la boca de una ballena puede ser 6 metros de largo, 4.5 metros de alto y 2.70 mts de ancho. Esto en realidad refleja que es un gran mamífero. De hecho es el más grande mamífero del planeta. Esto puede explicar perfectamente como un animal de este tipo puede tragarse a un hombre completamente. Muchas veces dicen los expertos en este tema, que en el estómago de una ballena se han podido encontrar calamares. Estos calamares a menudo son más grandes que un ser humano. A veces se han encontrado en el estómago de una ballena muerta un calamar completo. En cuanto al tema de que si un hombre puede vivir dentro del estómago de una ballena.
Es muy posible, en circunstancias muy desagradables. Habría mucho calor, y además los jugos gástricos podrían afectar la piel de la persona. En Febrero de 1891, el barco “La estrella del este”, estaba cazando ballenas, alrededor de las islas Malvinas. Dos botes estaban cazándolas, cuando uno de ellos fue sacudido por la ballena, y uno de los arponeros James Bartley, cayò al agua, los demás compañeros tratando de ayudarlo pero desapareció en el mar. La gente asumió que se había ahogado.
Sin embargo la ballena que estaban capturando, al final la mataron y la subieron al barco. Al dìa siguiente cuando la estaban destazando, y abrieron el estómago, la sorpresa fue que allí estaba su compañero James Bartly. Estaba vivo pero inconsciente. Se recuperó y volvió al trabajo el día siguiente. En realidad indistintamente el pez que usó Dios para salvar a Jonàs, este fue un gran milagro y nuestro Dios es un Dios de milagros.
Ahora volviendo a la oración de Jonàs debemos ver cuáles son las características de esa oración. Note CUANDO el oró. “Entonces Jonàs orò a Yahve su Dios desde el vientre del pez” ´
Cuando el estaba totalmente exhausto al final de la cuerda, donde no había forma de moverse y volverse atrás, fue cuando solamente le quedó pedir a Dios por ayuda. En primer lugar quizás Jonàs pensó que iba a morir. Pero después de un número de horas el dijo: “Hey, un momento! Pienso que Dios podría estar involucrado en esto. Hay suficiente aire para respirar. El calor no es tan intolerable como pensé al principio. Lo voy a lograr! Este pez no es una señal de mi destrucción, sino quizás de mi liberación. ¡Gracias Dios! Indudablemente el vientre de un pez no es un lugar feliz para vivir, pero si en un buen lugar para aprender. Y Jonàs tenia mucho que aprender
Por tres días en ese apestoso y oscuro pez el reflexionó sobre su situación. Eventualmente vio la estupidez de su pecado. El vio su necesidad y entonces orò y orò la oración cuyo tema es principalmente el capitulo 2. Ahora note A QUIEN orò “Entonces Jonàs orò a Yahvé su Dios”. Como desobediente que era Jonàs, que estaba en rebelión y a pesar de haberse ido en la dirección opuesta de la voluntad de Dios para su vida, al final el se dio cuenta que Dios era su Dios. El era como David cuando dijo en el salmo 23 “el Señor es mi pastor”. Todo lo que dice está basado en la seguridad y calma de que el Señor era su Pastor personal. Jonàs podía todavía orarle a su Dios. ¿Puede usted?
En segundo lugar LA CERTEZA DE QUE DIOS PUEDE OIRNOS EN CUALQUIER LUGAR ES LO QUE NOS LLEVA A ORAR (Jonàs 2:2-9)
Las palabras “invoqué” significa en este caso un fuerte sonido y largo y total.
Hay otras posibles definiciones de acuerdo al diccionario de Strong. Solamente me gustaría preguntarle simplemente esto, ¿Si usted se encontrara vivo en el vientre de una ballena, y sabe más allá de la duda que Dios lo ha puesto allí, que diría usted? Podría decir, psst Señor, podrías darme una pequeña ayuda aquí? No! Usted estaría gritando hasta perder su voz ¡Ayúdame!
La oración de Jonàs registrada en este capitulo tiene mucho que enseñarnos con respecto a orar. Algunos comentaristas parecen pensar que Jonàs estuvo en el vientre de Dios tres días antes de que el empezara a orar. Mi pensamiento personal es que inmediatamente pudo limpiar su garganta el estaba listo para orar.
La oración de Jonàs no había prestado la atención a Dios, pero ahora le aseguro que Jonàs tiene toda la atención puesta en Dios. ¿Pero que podemos orar cuando no sabemos que orar? Usted puede o no puede captarlo, pero Jonàs vuelve a la Palabra de Dios. Probablemente no se encuentre ninguna palabra original en la oración de Jonàs.
Jonàs esta orando a través del libro de los salmos. Ocho veces en los siguientes versículos el cita el libro de los salmos.
Jonàs se estaba parando en las promesas de Dios y orando a través de la Escritura. Así que como Jonàs lo único que necesitamos es una promesa de Dios que podamos reclamar.
La gran oración de Jonàs se puede dividir en tres partes.
Primero agradecimiento (2-6) Agradecimiento. Porque causas debería agradecer Jonàs, estando en el vientre de un pez? Había sido tragado por un gran pez y estaba en una gran agonía esperando la muerte, porque razones debería estar agradecido?
Jonàs no estaba agradecido que Dios lo hubiera liberado del pez porque Dios todavía no lo había liberado. El no estaba agradecido porque Dios lo iba a liberar, porque no tenia ninguna idea de lo que Dios iba a hacer. Está feliz porque Dios le ha llevado a un momento en que puede estar nuevamente en paz con Dios y tiene la capacidad una vez más para invocar su nombre.
Está agradecido por la salvación, y está agradecido por permanecer en la gracia de Dios. Entonces Jonás está agradecido por lo que espera y por lo que experimenta.
Lo segundo es Contrición (7-8). Este es un paso que va más allá de lo que es ser honesto con su pecado. Es posible ser honesto acerca de nuestro pecado, saber que Dios es justo en lo que nos ha pasado y aún así tener una actitud de no arrepentimiento. Sabemos que la confesión de Jonás fue verdadera porque el se da cuenta que lo que le ha pasado fue ocasionado por el y porque en ningún momento Jonás le pide algo a Dios.
Lo tercero es rededicaciòn. (v. 9) Como podemos saber que hay una rededicaciòn de Jonàs en su vida? Su actitud cambió, si vemos el vrs. 9 Jonàs a medida que está confesando dice: “Pagaré lo que prometí”. No cabe duda que hace una renovación de su llamamiento profético. Es decir le está diciendo a Dios que va hacer lo que el desea que haga. También su ambición cambió. El prometió pagar lo que había prometido. Esta es una declaración de rededicaciòn. En esencia Jonás esta diciendo, Señor mi ambición es no hacer lo que me complace sino lo que te complace a ti.
En tercer lugar LA REALIDAD DE NUESTRO PECADO ES LO QUE NOS PUEDE LLEVAR A ORAR A DIOS (2:10)
El punto básico es que no importa que tan lejos usted se haya ido de Dios, siempre hay una forma de regresar o Dios siempre tiene una forma de hacernos regresar, pero el camino de retorno quizás no será un experiencia emocional hermosa. Jonàs se alejó de Dios y su manera de alejarse fue un barco, pero no regresó de la misma manera.
Pasó tres días y tres noches en el sistema digestivo de un gran pez solamente para ser vomitado en la orilla del mar. Nunca podemos menospreciar el hecho de que si nos alejamos de Dios tendremos que pagar un costo.
Hay esperanza en saber que no importa que tanto hemos fallado, no importa que tan lejos nos hayamos apartado del Señor, siempre hay una forma de regresar. Pero creo que Jonàs era un hombre cambiado, después de esta experiencia en lo profundo del pez. Su desobediencia le pasó la factura.
En el caso de Jonàs el estaba de regreso, pero el comienzo sería lleno de vómito y sacado como un deshecho de estómago. El está seguro ahora pero está cubierto de vómito y huele mal. Por otro lado su apariencia física debió haber cambiado dramáticamente. Lo hermoso de esta experiencia de Jonàs y del fracaso, es que más adelante Jesús usa su experiencia dolorosa para explicar el milagro más grande que estaba por pasar, la resurrección.
No es hermoso pensar que aún las experiencias de pecado, desobediencia, puede ser tornada en una gran bendición. Y que hermoso es pensar que el relato de una experiencia mala y pecaminosa en boca de la persona trae destrucción, pero su pecado y experiencia en su vida en boca de Jesús se transforma en esperanza y vida! Gracias a Dios por su amor!
Una maestra estaba hablando sobre las ballenas y una niña levantó la mano para hablar de la ballena de Jonàs. La maestra le cuestionó diciéndole que no era cierto que eso hubiese pasado. Entonces la niña le dijo: “bueno cuando llegue al cielo le voy a preguntar a Jonàs sobre su experiencia.
Entonces la maestra, con el fin de burlarse le dijo: Y si Jonás no está en el cielo? La niña le respondió: “En ese caso le pregunta usted”.
Ahora, siento mucha carga por los que en este momento se encuentran en una experiencia del pez.
Se dan cuenta de que alguna manera han desobedecido a Dios y tal vez por eso ahora se sienten en una condición miserable, y necesitan que Dios le hable al pez, pero para que Dios le hable al pez necesitan arrepentirse y necesitan pedir perdón, necesitan prometer obedecer, si tu eres uno de los que cree que estás en una experiencia del pez, me gustaría orar contigo para que Dios le hable al pez.
Vamos a orar a Dios y vamos a pedir perdón por la desobediencia y darnos una nueva oportunidad de hablarnos nuevamente y que nos diga Dios que debemos hacer y esta vez Señor sí lo haremos, esto es para gente que esta teniendo la experiencia del pez y se siente uno muy mal dentro del pez y estén dispuestos a regresar y están dispuestos a obedecer pero también quiere orar:
“Señor líbrame de este pez y yo te voy a obedecer.
Padre Dios, hoy vengo a ti dándome cuenta de que te he desobedecido y estoy aquí para arrepentirme, te pido perdón Señor, de veras que quiero hacer lo que tú me has mostrado que yo haga y me doy cuenta de que en el problema que estoy ahora es debido a mis desobediencia,
Perdóname Señor, estoy dispuesto a regresar, estoy dispuesto a ir a cualquier Nìnive que tú me asignes.
Te pido que le hables a mi pez para que me libere, para que de esta forma sea libre para obedecerte y para que yo sea liberado de esta miseria y este dolor y para que de nuevo pueda tener alegría en mi vida a medida que te voy obedeciendo Dios
Te pido esto Señor dándome cuenta de que me amas, tú no quieres que sufra pero tú me estas corrigiendo y te agradezco por estoy te quiero obedecer.
Digo estas palabras en el nombre de Jesús. Amén.