Viernes -Semana de oración por la unidad de los cristianos 2021

«Permaneced unidos a mí,
como yo lo estoy a vosotros»
(Juan 15, 4a)


Día 5: 
Dejarse trasformar por la Palabra
«Vosotros ya estáis limpios por la palabra…»
(Cf. Juan 15, 3)



Deuteronomio 30, 11-20. La palabra de Dios está muy cerca de ti
Este mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que preguntes: «¿Quién puede subir al cielo por nosotros para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?». Tampoco está más allá de los mares, para que preguntes: «¿Quién cruzará por nosotros hasta el otro lado de los mares, para que nos lo traiga, nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?». 

La palabra está muy cerca de ti, la tienes en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla. Hoy te propongo que escojas entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Si cumples los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te prescribo hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y poniendo en práctica sus estatutos, normas y preceptos, ivirás, crecerás y te bendecirá en la tierra que vas a entrar para tomar posesión de ella. 

Pero si tu corazón se rebela y no obedeces, si te dejas seducir y te postras ante otros dioses y les rindes culto, te anuncio hoy que serás destruido sin remedio, y no vivirás mucho tiempo en la tierra a la que vas a entrar para tomar posesión de ella después de cruzar el Jordán. Pongo hoy como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia. Ama al Señor tu Dios, obedécele y sé fiel a él; en ello te va la vida, y el Señor te concederá muchos años de vida para habitar en la tierra que él te había prometido según juró a tus antepasados, a Abrahán, Isaac y Jacob.

Mateo 5, 1-12. Bienaventurado
Cuando Jesús vio todo aquel gentío, subió al monte y se sentó. Se le acercaron sus discípulos, y él se puso a enseñarles, diciendo: «Felices los de espíritu sencillo, porque suyo es el reino de los cielos. Felices los que están tristes, porque Dios mismo los consolará. Felices los humildes, porque Dios les dará en herencia la tierra. 

Felices los que desean de todo corazón que se cumpla la voluntad de Dios, porque Dios atenderá su deseo. 
Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos. Felices los que tienen limpia la conciencia, porque ellos verán a Dios. 
Felices los que trabajan en favor de la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. 
Felices los que sufren persecución por cumplir la voluntad de Dios, porque suyo es el reino de los cielos
Felices vosotros cuando os insulten y os persigan, y cuando digan falsamente de vosotros toda clase de infamias por ser mis discípulos. 
¡Alegraos y estad contentos, porque en el cielo tenéis una gran recompensa! ¡Así también fueron perseguidos los profetas que vivieron antes que vosotros!».



Meditación
La Palabra de Dios está muy cerca de nosotros. Es una bendición y una promesa de felicidad. Si abrimos nuestros corazones, Dios nos habla y pacientemente transforma lo que se está muriendo en nosotros. Elimina lo que impide el crecimiento de la vida real, así como el viñador poda la vid. Meditar regularmente un texto bíblico, solo o en grupo, cambia nuestra perspectiva. Muchos cristianos rezan las Bienaventuranzas todos los días.

Las Bienaventuranzas nos revelan una felicidad que está oculta en aquello que aún no se ha cumplido, una felicidad que permanece a pesar del sufrimiento: bienaventurados aquellos que, tocados por el Espíritu, ya no retienen sus lágrimas, sino que las dejan fluir y así reciben consuelo. A medida que descubren la fuente oculta dentro de su paisaje interior, crece en ellos el hambre de justicia y la sed de comprometerse con otros por un mundo de paz. 

Estamos llamados constantemente a renovar nuestro compromiso con la vida a través de nuestros pensamientos y acciones. Hay momentos en los que ya disfrutamos, aquí y ahora, de la bendición que se cumplirá al final de los tiempos. Ora y trabaja para que Dios reine. Que durante toda la jornada la Palabra de Dios vivifique tu trabajo y tu descanso. Mantén en todo el silencio interior para que puedas habitar en Cristo. Deja que el espíritu de las Bienaventuranzas colme tu vida: alegría, sencillez, misericordia. 

Estas palabras son recitadas diariamente por la Comunidad de las Hermanas de Grandchamp

 Oración 

Bendito seas, Dios Padre nuestro, por el don de tu palabra en la Sagrada Escritura. Bendito seas por su poder transformador. Ayúdanos a elegir la vida y guíanos con tu Espíritu, para que podamos experimentar la felicidad que tanto deseas compartir con nosotros.



Letanía de alabanza
A Tú que nos has llamado para alabarte en esta tierra: ¡Gloria a ti!
L1 Te alabamos en medio de este mundo y junto con todos los pueblos de la tierra.
L2 Te alabamos en medio de la creación y junto con todas las criaturas.
A Tú que nos has llamado para alabarte en esta tierra: ¡Gloria a ti!
L1 Te alabamos desde el sufrimiento y las lágrimas,
L2 Te alabamos desde nuestras esperanzas y éxitos.
A Tú que nos has llamado para alabarte en esta tierra: ¡Gloria a ti!
L1 Te alabamos desde nuestros lugares de conflictos y malentendidos.
L2 Te alabamos desde nuestros lugares de encuentro y reconciliación.
A Tú que nos has llamado para alabarte desde esta tierra: ¡Gloria a ti!
L1 Te alabamos desde nuestras desavenencias y divisiones,
L2 Te alabamos desde la vida y la muerte, y desde el nacimiento de un cielo y una tierra nueva.
A Tú que nos has llamado para alabarte desde esta tierra: ¡Gloria a ti!