¿O a un caballero que no honre a la dama de sus ensueños?
¿O a un súbdito que no honre a la dama de sus ensueños?
MADRE, SEŃORA, REINA DE LOS APOSTOLES
Madre de la Iglesia
¡eso es la Virgen María!
¿Flaqueas? ¿Resbalas? ¿Lloras?
¡He aquí a tu madre!
¿Quieres salvar al mundo?
¡No lo conseguirás sin la Virgen!
Llámala a todas horas.
Amala con frenesí.
Pídele en todas tus penas.
Encárgale tus cosas.
¡Es Madre! ¡Es tu Madre!
¡Nunca falla!
El sábado que es su día,
Practica, en su honor, la
FELICITACION SABATINA
A LA VIRGEN INMACULADA
– A tu protección nos acogemos,Santa Madre de Dios.
Acepta estas súplicas – que te dirigimos en nuestra necesidad.
Guárdanos, Señora
Virgen gloriosa y bendita.
ORACION DE SAN BERNARDO
¡Oh piadosísima Virgen María!
Que jamás se ha oído decirque ninguno
de los que han acudido a tu protección,
implorando tu asistencia y reclamando tu auxilio, haya sido abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también acudo
¡Oh Virgen María, Madre de las Vírgenes!
Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a presentarme
ante tu presencia soberana.
No desprecies mis súplicas,
oh Santa Madre de Dios;
antes bien, escúchalas propicia
dígnate acogerlas favorablemente.
Amén
INVOCACIONES
Míranos con ojos propicios.
¡Señora!
A nosotros, amadísimos hijos tuyos,
nos falta fe, humildad, caridad, piedad,
amor a la Eucaristía, amor a la Iglesia,
amor a nuestra propia dignidad
de auténticos católicos,
espíritu de abnegación.
Díselo a tu Hijo.
Interpón tu intervención valiosa
y se obrará el milagro
de nuestra santificación.
Danos piedad verdadera,
amor intenso a Jesucristo
y a la Santa Iglesia,
al Papa, a nuestro Obispo,
a la Parroquia
Haz que nuestras comuniones sean fervorosas, nuestras visitas a la Eucaristía, frecuentes;
la práctica del bien constante;
haznos amantísimos de Jesucristo y de Ti,
nuestra excelsa Madre Inmaculada.
Te lo pedimos por la dignidad única
y augusta de ser la Madre de Dios.
Dios te salve María . . .
¡Virgen y Madre Inmaculada!
Somos tus hijos;
pero sentimos la fascinación de los sentidos
y la debilidad de nuestras fuerzas.
Danos castidad de vida y pureza de costumbres.
Con tu mano maternal
apártanos siempre de aquellos lugares
y reuniones que Tú no honrarías
con tu presencia santa.
Infúndenos limpieza de pensamientos
y de sentimientos,
y haz que nuestras acciones
sean las propias de un hijo predilecto de la Virgen.
Te lo pedimos por tu Concepción Inmaculada
y por tu pureza de mancha.
Dios te salve María . . .
¡Virgen y Madre Inmaculada!
Hay quienes en nuestras parroquias
desconocen a tu Jesús y te desconocen a Ti.
Faltan apóstoles que les hablen de la verdad,
y que les hagan sentir y vivir la vida cristiana,
única vida que ennoblece y dignifica.
Nos ofrecemos a Ti
para que formes en nosotros un corazón nuevo,
y lo llenes de fervores
y deseos encendidos de trabajar
por la salvación de tantos cristianos ingratos, indiferentes y descreídos.
Que en nuestra cristiandad, Señora, haya apóstoles.
Que los dirigentes sean trabajadores abnegados, verdaderos apóstoles para llevar
muchas almas a nuestro Señor Jesucristo
y salvar a nuestro pueblo.
Te lo pedimos
por los dolores que padeciste por nosotros,
junto a la Cruz del Redentor.
Dios te salve María . . .
CONSAGRACION
Yo me ofrezco del todo a Ti.
Y, en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad,
guárdame y defiéndeme como cosa
y posesión tuya.
Amén.
PLEGARIA FINAL
Recordando con el mayor agradecimiento
tus bondades, nos postramos ante tu altar.
Te aclamamos Reina y Señora
y te pedimos humildemente
sigas derramando sobre nosotros tu fervor
y tu bendición copiosa.
¡Señora! Danos fuerza y valor.
Queremos cumplir nuestras promesas con fidelidad.
Viviremos en gracias
para merecer las bendiciones de Dios.
Nos desviviremos,
para que todos los hombres conozcas el don de Dios.
Queremos que Cristo reine en los hogares,
en el trabajo, en las diversiones.
Que sea el centro de la vida humana.
Haced, Señora,
que todos los fieles católicos de acción,
unamos nuestras fuerzas
a la orientación de la Jerarquía,
transformemos este mundo de selvático en humano
y de humano en divino.
Irradiando amor, trabajaremos para ganar
para Cristo a nuestros hermanos.
Acoge, Señora, estas promesas y anhelos.
Ofrécelos al Señor, tu Hijo.
Danos valor y fuerza
y ansias de apostolado para cumplir con fidelidad.
Reina, Virgen bendita, sobre nosotros.
Sé, Tú, nuestra Reina y Señora.
Madre Amantísima,
ámanos y bendícenos siempre,
Amen.
SALVE REGINA
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve.
A ti aclamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lagrimas.
Ea, pues Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa!
¡Oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Omnipotente, sempiterno Dios,
que con la cooperación del Espíritu Santo
preparaste el cuerpo y el alma
de la gloriosa Virgen y Madre María,
para que fuese merecedora
de ser morada digna de tu Hijo,
concédenos que,
pues celebramos con alegría su conmemoración,
por su piadosa intercesión
seamos liberados de los males presentes
y de la muerte eterna.
Por el mismo Cristo Señor nuestro.
Amén.