Oración de Alabanza:
Se canta a Dios y se le da gloria, tan sólo por ser Dios. Por su excelsa grandeza, por ser nuestro Padre, por ser quien es merece la gloria y alabanza de sus hijos.
Dios está siempre pendiente de sus hijos, todo lo recibimos de él, hemos recibido de Dios toda clase de bienes espirituales, necesitamos de él y, por tanto, debemos buscarlo en la oración, y para orar debemos querer orar.
Les daré esta cita donde el Apóstol San Pablo desarrolla la intercesión, la acción de gracias, la alabanza y la bendición, léanla y medítenla: Efesios 1, 2-14.
La alabanza
Dios no necesita de ningún aplauso. Pero nosotros necesitamos expresar espontáneamente nuestra alegría en Dios y nuestro gozo en el corazón. Alabamos a Dios porque existe y porque es bueno. Con ello nos unimos ya a la alabanza eterna de los ángeles y los santos en el cielo.
V. La oración de alabanza
2639 La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por Él mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es. Participa en la bienaventuranza de los corazones puros que le aman en la fe antes de verle en la gloria. Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (cf. Rm 8, 16), da testimonio del Hijo único en quien somos adoptados y por quien glorificamos al Padre. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquel que es su fuente y su término: “un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros” (1 Co 8, 6).
2640 San Lucas menciona con frecuencia en su Evangelio la admiración y la alabanza ante las maravillas de Cristo, y las subraya también respecto a las acciones del Espíritu Santo que son los Hechos de los Apóstoles: la comunidad de Jerusalén (cf Hch 2, 47), el tullido curado por Pedro y Juan (cf Hch 3, 9), la muchedumbre que glorificaba a Dios por ello (cf Hch 4, 21), y los gentiles de Pisidia que “se alegraron y se pusieron a glorificar la Palabra del Señor” (Hch 13, 48).
2641 “Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor” (Ef 5, 19; Col 3, 16). Como los autores inspirados del Nuevo Testamento, las primeras comunidades cristianas releen el libro de los Salmos cantando en él el Misterio de Cristo. En la novedad del Espíritu, componen también himnos y cánticos a partir del acontecimiento inaudito que Dios ha realizado en su Hijo: su encarnación, su muerte vencedora de la muerte, su resurrección y su ascensión a su derecha (cf Flp 2, 6-11;Col 1, 15-20; Ef 5, 14; 1 Tm 3, 16; 6, 15-16; 2 Tm 2, 11-13). De esta “maravilla” de toda la Economía de la salvación brota la doxología, la alabanza a Dios (cf Ef 1, 3-14; Rm 16, 25-27;Ef 3, 20-21; Judas 24-25).
2642 La revelación “de lo que ha de suceder pronto” —el Apocalipsis— está sostenida por los cánticos de la liturgia celestial (cf Ap 4, 8-11; 5, 9-14; 7, 10-12) y también por la intercesión de los “testigos” (mártires) (Ap 6, 10). Los profetas y los santos, todos los que fueron degollados en la tierra por dar testimonio de Jesús (cf Ap 18, 24), la muchedumbre inmensa de los que, venidos de la gran tribulación nos han precedido en el Reino, cantan la alabanza de gloria de Aquel que se sienta en el trono y del Cordero (cf Ap 19, 1-8). En comunión con ellos, la Iglesia terrestre canta también estos cánticos, en la fe y la prueba. La fe, en la petición y la intercesión, espera contra toda esperanza y da gracias al “Padre de las luces de quien desciende todo don excelente” (St 1, 17). La fe es así una pura alabanza.
2643 La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración: es la “ofrenda pura” de todo el Cuerpo de Cristo a la gloria de su Nombre (cf Ml 1, 11); es, según las tradiciones de Oriente y de Occidente, “el sacrificio de alabanza”.
Oraciones de Alabanza
(1 Ts.5, 16-18). La oración de alabanza nace de una fé profunda que confía en que la Providencia de Dios está en todos los acontecimientos; en los buenos y en los malos.Ciertamente Dios nio envía el mal; Dios permite que ciertos males se acerquen a nosotros porque tiene un plan de amor para sus hijos.Creer eso no es nada fácil. Se necesita crecimiento espiritual.
Jesús dice:
“TU, CUANDO RECES, ENTRA EN TU HABITACIÓN, CIERRA LA PUERTA, Y REZA A TU PADRE, QUE ESTÁ PRESENTE EN LO SECRETO; Y TU PADRE, QUE VE EN LO SECRETO, TE RECOMPENSARÁ”.(Mt.6, 6).
La presencia de Dios está en ti; Jesús vivo está presente en tu corazón. Háblales, pues, desde el corazón, como a un Padre, como a un amigo. Entra en Su Presencia y cierra la puerta a otros pensamientos.
Salmo 103: Modelo de alabanza
La oración de alabanza lleva a la persona a olvidar de sí misma, de sus intereses personales, para centrar su atención en Dios mismo, para alabarlo con todo el corazón, para manifestarle su agradecimiento, su admiración por su bondad y misericordia.
El Salmo 103 es un modelo de lo que debe ser una oración de alabanza.David era un poeta magnífico. El Espiritú Santo se sirvió de él en el Salmo 103 para exponer los motivos que deben provocar la oración de alabanza, y la manera de expresarla con la mente, el corazón y el cuerpo.
El Salmo inicia con una invitación a bendecir al Señor:
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor
y no olvides ninguno de sus beneficios.
El perdona todas tus culpas
y cura toda sus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura:
él sacia de bienes tus anhelos,
y como un águila se renueva tu juventud.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseña sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
ORACIONES DE ALABANZA
1. – Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
2. – Santo, santo, santo es el Señor,
El todopoderoso,
El que era, el que es, el que viene. (Apoc.4,8)
Al que se sienta en el trono
Y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder.
Por los siglos de los siglos. (Apoc.5,13).
3. – ALABANZAS AL DIOS ALTÍSIMO
(S. Francisco de Asís)
Tú eres el Señor Dios;
Tú eres el Dios de los dioses, quien solo obras maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo; tú eres Todopoderoso.
Tú santo Padre, Rey de la tierra y del cielo.
Tú eres trino y uno; Señor Dios de dioses.
Tú eres bueno, eres todo lo bueno,
eres el mayor bien; el Señor Dios, vivo y veraz.
Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría; tú eres humildad.
Tú eres paciencia; tú fortaleza y prudencia.
Tú eres seguridad, tú eres descanso; tú eres gozo y contentamiento.
Tú eres justicia y templanza; t ú eres todo nuestro tesoro y abundancia.
Tú eres la belleza, tú eres la suavidad; tú eres el protector;
Tú eres el guardián y el defensor.
Tú eres nuestro refugio y fortaleza;
Tú eres nuestra fe, esperanza y caridad.
Tú eres nuestra gran dulzura; tú eres nuestra vida eterna.
Infinita Bondad, grande y admirable Señor Dios Todopoderoso:
amante y misericordioso Salvador.
4. – CANTICO DE LAS CRIATURAS
(S. Francisco de Asís)
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano Sol,
el cual es día y por el cual nos alumbras.
y él es bello y radiante con gran esplendor:
de ti, Altísimo, lleva significación.
Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas;
en el cielo las has formado luminosas, y preciosas, y bellas.
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire, y el nublado, y el sereno, y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta.
Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y él es bello, y alegre, y robusto, y fuerte.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad, pues la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
5. – ALABANZAS QUE SE HAN DE DECIR EN TODAS LAS HORAS.
(S. Francisco de Asís)
Santo, santo, santo Señor Dios omnipotente,
el que es, y el que era, y el que ha de venir:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Digno eres, Señor Dios nuestro,
de recibir la alabanza, la gloria, el honor y la bendición:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Digno es el cordero que ha sido degollado de recibir el poderío,
y la divinidad, y la sabiduría, y la fuerza;
y el honor, y la gloria, y la bendición:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Bendecid al Señor todas las obras del Señor:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Alabad a nuestro Dios todos sus siervos
y los que teméis a Dios, pequeños y grandes.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Alaben al que es glorioso los cielos y la tierra.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Y todas las criaturas del cielo y de la tierra,
y las que están bajo la tierra y el mar,
y todo lo que hay en él:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Como era en el principio y ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
Oración: Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, bien total, que eres el solo bueno, a ti te tributemos toda alabanza, toda gloria, toda gracia, todo honor, toda bendición, y te restituyamos todos los bienes. Hágase. Hágase. Amén.
6. – SALMO 150
¡Aleluya!
Alabad al Señor en su santuario,
alabadlo en su majestuoso firmamento,
alabadlo por sus grandes hazañas,
alabadlo por su inmensa grandeza,
alabadlo al son de las trompetas,
alabadlo con la cítara y el arpa,
alabadlo con danzas y tambores,
alabadlo con cuerdas y con flautas,
alabadlo con címbalos sonoros,
alabadlo con címbalos vibrantes.
Que alabe al Señor todo cuanto vive. ¡Aleluya!
7. – GLORIA (del ritual de la misa)
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,te adoramos,
te glorificamos,te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre, todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú, Señor, sólo tu Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.