Venerado en Tacoaleche, Zacatecas
Egidio Zaluaga Murúa, nació en España el primero de septiembre de 1879. Años después se integró a la orden carmelita, donde adoptó el nombre de Fray Clemente de San José, éste llevó una vida ejemplar y en 1923 recibió, de manos de Josefina Larrañaga, una escultura del Niño Dios.
La figura era relativamente pequeña, medía 30 cm. de altura, y en sus manos se veían dos palomas. Fray Clemente aceptó con mucho gusto el regalo y lo acompañó durante su estadía en el Convento de Victoria, en Álava, España.
Sin embargo al padre le gustaba mucho predicar la Palabra del Señor en todos los lugares posibles; razón por la cual emprendió diferentes viajes, principalmente por la República Mexicana, donde visitó varios estados y la bella escultura siempre fue con él y era su motor para seguir adelante.
De esta forma en todos los lugares donde se quedaba, había siempre un pequeño altar, y la gente que observaba al Niño quedaba prendado de él. Los fieles le solicitaban aliviar sus penas, y El Niño Jesús de las Palomitas, (que siempre fue su nombre) escuchaba y atendía sus peticiones, es por ello que cuenta con muchos devotos en varias zonas. Esas palomitas representan principalmente a las almas de los niños a quines tanto ama Jesús precisamente por buenos y sencillos. Pero también, las almas de los adultos. "Si no se hacen como niños no entrarán al reino de los cielos". (Lc. 18,16-17). El niño aprisiona las palomitas en las manos junto a su pecho y a su corazón para mostrarnos las protección y el amor que nos prodigia. Las palomitas también nos traen a la memoria al Espíritu Santo que apareció en forma de paloma cuando Jesús fue bautizado por su pariente Juan.El año de 1973 la señora Doña Catalina padecía una grave enfermedad.
Dos religiosas clarisas, tías de la enferma, que vivían en un convento de la vecina ciudad de Zacatecas acudieron solícitas a visitar a la sobrina. Como no tenían ni oro ni plata le llevaron un regalo -milagro en potencia-, una medalla de latón en cuyo anverso aparecía la imagen del Niño de las Palomitas y en el reverso, la de la Virgen del Carmen. Más tardaron las piadosas samaritanas y serviciales religiosas en recomendar a Doña Catalina que se encomendara al Niño y le pidiera su salud, que ella en poner en práctica el providencial consejo. El resultado no se hizo esperar. Sanó la señora. Para ella y para su familia aquello no fue otra cosa que un verdadero milagro. Éste fue uno de los primeros signos, que el Niño de las Palomitas realizara en las tierras coloradas que, crónicamente sedientas, habían debido su pigmento en el altar de los mártires zacatecanos. Saboreado el milagro, Doña Catalina se apresuró a mandar hacer una imagen del Niño, en base a la medalla, para rendirle culto en el oratorio de la Virgen de Fátima. Corría el mes de Abril de 1973, cuando el escultor Don Miguel Juárez terminó la encantadora escultura que fue colocada en el oratorio el 13 de mayo de ese mismo año. El Sr. Canónigo Don Antonio Vela Godina, gran señor, -más por su espíritu que por su estatura- bendijo la sagrada imagen. El milagro de la curación de Doña Catalina fue la chispa del incendio que se propagó en múltiples y centrífugos círculos concéntricos por las rancherías y ciudades circunvecinas y luego por gran parte del país. Pronto se tuvo noticia de otros muchos y señalados favores, conseguidos por mediación del Niño; por lo que la devoción crecía y crecía gracias a la merecida fama de la milagrosa imagen. Ya por los años 1975-76 se tenía popularmente al Niño como muy milagroso. El pequeño oratorio fue recibiendo cada vez más visitantes de todos los sectores sociales. Algunos iban a dar gracias por el favor recibido. Otros, a implorar la protección y ayuda del Divino Niño. Dejaban como prueba de su gratitud y de su fe la clásica veladora, el milagro de oro o de plata, flores naturales o ratifícales.
Tacoaleche, Zacatecas es el lugar donde permanece actualmente y ahí se reúnen miles de fieles procedentes de diferentes estados de la República, y también de algunos países centroamericanos y de USA para agradecer al Niño por algún algún favor recibido y el día 7 de enero es su festejo, razón por la cual no sólo la población sino todos sus fieles están de manteles largos dando gracias a Dios por tan Divina presencia.
Las palomas que el Niño sostiene en sus manos simbolizan el amor, la fe, la paciencia y la sabiduría, sin olvidarnos de la inocencia, la pureza y la bondad que encierra a todos los hijos de Dios.
Oh Divino Niño Jesús de las Palomitas, Hijo del Padre, Dios y Hombre verdadero, nacido de Santa María Virgen. Nos acercamos a Ti, con humildad y confianza, a suplicarte que ejerzas tu bondad y tu misericordia en favor nuestro. Que se nos apliquen los merecimientos que nos lograste con tu vida, pasión, muerte y resurrección, para que convertidos a Ti, y a nuestros hermanos, podamos conseguir el cielo que nos tienes prometido. Y así, poder vivir felices eternamente contigo en compañía del Padre y del Espíritu Santo. Así sea
(Llegada a su santuario)
Oh Niño Divino de las Palomitas,
con mucho cariño te hago esta visita.
Dios Padre del cielo nos manda escucharte;
oírte queremos, Jesús, y adorarte.
Oh Niño bendito, nos perdonas siempre
cuando arrepentidos venimos a verte.
Aquí de rodillas, prometo mi Dios,
vivir nueva vida; dame tu perdón.
Condúcenos, Niño, al reino del cielo;
Verdad y Camino y Luz de los ciegos.
La Virgen y Madre del Niño Jesús
desea que me salve, cargando mi cruz.
José, fiel esposo y padre nutricio,
concédeme el gozo de hallar a tu Hijo.
Amamos al Papa y a nuestros Obispos
y a la Iglesia Santa, de quien somos hijos.
Nos vamos, oh Niño,
nos vamos de aquí
>con llanto y suspiros,
pero no sin Ti.
Adiós, Niño hermoso
de las Palomitas;
son lindos tus ojos,
también tus manitas.
Bendice con ellas
a los caminantes,
que dejan las huellas
de sus pies sangrantes.
Protégenos, Niño,
y a nuestras familias,
que por los caminos
hay piedras y espinas.
La paz llevaremos
a nuestros amigos,
y les contaremos
que vimos al Niño.
Queremos volver,
Jesús lindo y bueno,
que volverte a ver
será nuestro empeño.
Datos e informacion sobre el SANTUARIO DEL NIÑO DE LAS PALOMITAS
Pbro. Gustavo Guijarro Montes
Tel. (492) 943-0200 (8 a.m. - 6 p.m.)
Cod. Postal 98630
Tacoaleche, Gpe., Zac., México.
Fiesta en honor del Niño: 7 de Enero
Estimado peregrino: Le sugerimos que anuncie por teléfono su próxima visita, para atenderlo mejor.
Gracias.
Egidio Zaluaga Murúa, nació en España el primero de septiembre de 1879. Años después se integró a la orden carmelita, donde adoptó el nombre de Fray Clemente de San José, éste llevó una vida ejemplar y en 1923 recibió, de manos de Josefina Larrañaga, una escultura del Niño Dios.
La figura era relativamente pequeña, medía 30 cm. de altura, y en sus manos se veían dos palomas. Fray Clemente aceptó con mucho gusto el regalo y lo acompañó durante su estadía en el Convento de Victoria, en Álava, España.
Sin embargo al padre le gustaba mucho predicar la Palabra del Señor en todos los lugares posibles; razón por la cual emprendió diferentes viajes, principalmente por la República Mexicana, donde visitó varios estados y la bella escultura siempre fue con él y era su motor para seguir adelante.
De esta forma en todos los lugares donde se quedaba, había siempre un pequeño altar, y la gente que observaba al Niño quedaba prendado de él. Los fieles le solicitaban aliviar sus penas, y El Niño Jesús de las Palomitas, (que siempre fue su nombre) escuchaba y atendía sus peticiones, es por ello que cuenta con muchos devotos en varias zonas. Esas palomitas representan principalmente a las almas de los niños a quines tanto ama Jesús precisamente por buenos y sencillos. Pero también, las almas de los adultos. "Si no se hacen como niños no entrarán al reino de los cielos". (Lc. 18,16-17). El niño aprisiona las palomitas en las manos junto a su pecho y a su corazón para mostrarnos las protección y el amor que nos prodigia. Las palomitas también nos traen a la memoria al Espíritu Santo que apareció en forma de paloma cuando Jesús fue bautizado por su pariente Juan.El año de 1973 la señora Doña Catalina padecía una grave enfermedad.
Dos religiosas clarisas, tías de la enferma, que vivían en un convento de la vecina ciudad de Zacatecas acudieron solícitas a visitar a la sobrina. Como no tenían ni oro ni plata le llevaron un regalo -milagro en potencia-, una medalla de latón en cuyo anverso aparecía la imagen del Niño de las Palomitas y en el reverso, la de la Virgen del Carmen. Más tardaron las piadosas samaritanas y serviciales religiosas en recomendar a Doña Catalina que se encomendara al Niño y le pidiera su salud, que ella en poner en práctica el providencial consejo. El resultado no se hizo esperar. Sanó la señora. Para ella y para su familia aquello no fue otra cosa que un verdadero milagro. Éste fue uno de los primeros signos, que el Niño de las Palomitas realizara en las tierras coloradas que, crónicamente sedientas, habían debido su pigmento en el altar de los mártires zacatecanos. Saboreado el milagro, Doña Catalina se apresuró a mandar hacer una imagen del Niño, en base a la medalla, para rendirle culto en el oratorio de la Virgen de Fátima. Corría el mes de Abril de 1973, cuando el escultor Don Miguel Juárez terminó la encantadora escultura que fue colocada en el oratorio el 13 de mayo de ese mismo año. El Sr. Canónigo Don Antonio Vela Godina, gran señor, -más por su espíritu que por su estatura- bendijo la sagrada imagen. El milagro de la curación de Doña Catalina fue la chispa del incendio que se propagó en múltiples y centrífugos círculos concéntricos por las rancherías y ciudades circunvecinas y luego por gran parte del país. Pronto se tuvo noticia de otros muchos y señalados favores, conseguidos por mediación del Niño; por lo que la devoción crecía y crecía gracias a la merecida fama de la milagrosa imagen. Ya por los años 1975-76 se tenía popularmente al Niño como muy milagroso. El pequeño oratorio fue recibiendo cada vez más visitantes de todos los sectores sociales. Algunos iban a dar gracias por el favor recibido. Otros, a implorar la protección y ayuda del Divino Niño. Dejaban como prueba de su gratitud y de su fe la clásica veladora, el milagro de oro o de plata, flores naturales o ratifícales.
Tacoaleche, Zacatecas es el lugar donde permanece actualmente y ahí se reúnen miles de fieles procedentes de diferentes estados de la República, y también de algunos países centroamericanos y de USA para agradecer al Niño por algún algún favor recibido y el día 7 de enero es su festejo, razón por la cual no sólo la población sino todos sus fieles están de manteles largos dando gracias a Dios por tan Divina presencia.
Las palomas que el Niño sostiene en sus manos simbolizan el amor, la fe, la paciencia y la sabiduría, sin olvidarnos de la inocencia, la pureza y la bondad que encierra a todos los hijos de Dios.
Oración al SANTO NIÑO DE LAS PALOMITAS
Oh Divino Niño Jesús de las Palomitas, Hijo del Padre, Dios y Hombre verdadero, nacido de Santa María Virgen. Nos acercamos a Ti, con humildad y confianza, a suplicarte que ejerzas tu bondad y tu misericordia en favor nuestro. Que se nos apliquen los merecimientos que nos lograste con tu vida, pasión, muerte y resurrección, para que convertidos a Ti, y a nuestros hermanos, podamos conseguir el cielo que nos tienes prometido. Y así, poder vivir felices eternamente contigo en compañía del Padre y del Espíritu Santo. Así sea
CANTO OFICIAL AL NIÑO DE LAS PALOMITAS
(Llegada a su santuario)
Oh Niño Divino de las Palomitas,
con mucho cariño te hago esta visita.
Dios Padre del cielo nos manda escucharte;
oírte queremos, Jesús, y adorarte.
Oh Niño bendito, nos perdonas siempre
cuando arrepentidos venimos a verte.
Aquí de rodillas, prometo mi Dios,
vivir nueva vida; dame tu perdón.
Condúcenos, Niño, al reino del cielo;
Verdad y Camino y Luz de los ciegos.
La Virgen y Madre del Niño Jesús
desea que me salve, cargando mi cruz.
José, fiel esposo y padre nutricio,
concédeme el gozo de hallar a tu Hijo.
Amamos al Papa y a nuestros Obispos
y a la Iglesia Santa, de quien somos hijos.
Despedida de su santuario
Nos vamos, oh Niño,
nos vamos de aquí
>con llanto y suspiros,
pero no sin Ti.
Adiós, Niño hermoso
de las Palomitas;
son lindos tus ojos,
también tus manitas.
Bendice con ellas
a los caminantes,
que dejan las huellas
de sus pies sangrantes.
Protégenos, Niño,
y a nuestras familias,
que por los caminos
hay piedras y espinas.
La paz llevaremos
a nuestros amigos,
y les contaremos
que vimos al Niño.
Queremos volver,
Jesús lindo y bueno,
que volverte a ver
será nuestro empeño.
Datos e informacion sobre el SANTUARIO DEL NIÑO DE LAS PALOMITAS
Pbro. Gustavo Guijarro Montes
Tel. (492) 943-0200 (8 a.m. - 6 p.m.)
Cod. Postal 98630
Tacoaleche, Gpe., Zac., México.
Fiesta en honor del Niño: 7 de Enero
Estimado peregrino: Le sugerimos que anuncie por teléfono su próxima visita, para atenderlo mejor.
Gracias.