Aclamación-Tipología de la oración




ACLAMACIÓN:
Expresión breve, normalmente jubilosa, que profiere la asamblea en determinados momentos de la celebración. Viene de “clamar”, gritar. Son aclamaciones, por ejemplo: Amén, Aleluya, Demos gracias a Dios, Te alabamos Señor, Gloria a Ti, Señor Jesús. Enlace: Respuestas de los fieles en la Santa Misa

Las aclamaciones favorecen la participación activa de la asamblea en las celebraciones.

El documento Sacrosanctum Concilium se refiere a ellas en el número 30: Participación activa de los fieles:

Para promover la participación activa se fomentarán las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales. Guárdese, además, a su debido tiempo, un silencio sagrado.

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La Instrucción general del Misal Romano también hace referencia a ellas durante la celebración de la misa en los siguientes números:

34. Ya que por su naturaleza la celebración de la Misa tiene carácter “comunitario”[45], los diálogos entre el celebrante y los fieles congregados, así como las aclamaciones, tienen una gran importancia[46], puesto que no son sólo señales exteriores de una celebración común, sino que fomentan y realizan la comunión entre el sacerdote y el pueblo.
35. Las aclamaciones y las respuestas de los fieles a los saludos del sacerdote y a las oraciones constituyen el grado de participación activa que deben observar los fieles congregados en cualquier forma de Misa, para que se exprese claramente y se promueva como acción de toda la comunidad.[47]
36. Otras partes muy útiles para manifestar y favorecer la participación activa de los fieles, y que se encomiendan a toda la asamblea convocada, son principalmente el acto penitencial, la profesión de fe, la oración universal y la Oración del Señor.
37. Finalmente, de las otras fórmulas:
a) Algunas poseen por sí mismas el valor de rito o de acto, como el himno del Gloria, el salmo responsorial, el Aleluya, el verso antes del Evangelio, el Santo, la aclamación de la anámnesis, el canto después de la Comunión.
b) Otras, en cambio, como los cantos de entrada, al ofertorio, de la fracción (Cordero de Dios) y de la Comunión, simplemente acompañan algún rito.
Las maneras de pronunciar los diversos textos
38. En los textos que han de pronunciarse en voz alta y clara, sea por el sacerdote o por el diácono, o por el lector, o por todos, la voz debe responder a la índole del respectivo texto, según éste sea una lectura, oración, monición, aclamación o canto; como también a la forma de la celebración y de la solemnidad de la asamblea. Además, téngase en cuenta la índole de las diversas lenguas y la naturaleza de los pueblos.
Señor, ten piedad
52. Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten piedad, a no ser que quizás haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial. Por ser un canto con el que los fieles aclaman al Señor e imploran su misericordia, deben hacerlo ordinariamente todos, es decir, que tanto el pueblo como el coro o el cantor, toman parte en él.
Cada aclamación de ordinario se repite dos veces, pero no se excluyen más veces, teniendo en cuenta la índole de las diversas lenguas y también el arte musical o las circunstancias. Cuando el Señor, ten piedad se canta como parte del acto penitencial, se le antepone un “tropo” a cada una de las aclamaciones.
Después de cada lectura, el lector propone una aclamación, con cuya respuesta el pueblo congregado tributa honor a la Palabra de Dios recibida con fe y con ánimo agradecido.
60. La lectura del Evangelio constituye la cumbre de la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña que debe tributársele suma veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con especial honor, sea por parte del ministro delegado para anunciarlo y por la bendición o la oración con que se prepara; sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla, y escuchan de pie la lectura misma; sea por los mismos signos de veneración que se tributan al Evangeliario.
Aclamación antes de la lectura del Evangelio
62. Después de la lectura, que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma un rito, o bien un acto, por el que la asamblea de los fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe con el canto. Se canta estando todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se repite, pero el versículo es cantado por los cantores o por un cantor.
a) El Aleluya se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. Los versículos se toman del leccionario o del Gradual.
b) En tiempo de Cuaresma, en vez del Aleluya, se canta el versículo antes del Evangelio que aparece en el leccionario. También puede cantarse otro salmo u otra selección (tracto), según se encuentra en el Gradual.
63. Cuando hay solo una lectura antes del Evangelio:
a) En el tiempo en que debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo aleluyático o el salmo y el Aleluya con su versículo.
b) En el tiempo en que no debe decirse Aleluya, puede tomarse o el salmo y el versículo antes del Evangelio, o solamente el salmo..
c) El Aleluya o el versículo antes del Evangelio, si no se canta, puede omitirse.
79. Los principales elementos de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse de esta manera:
a) Acción de gracias (que se expresa especialmente en el Prefacio), en la cual el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de salvación o por algún aspecto particular de ella, de acuerdo con la índole del día, de la fiesta o del tiempo litúrgico.
b) Aclamación: con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el Santo. Esta aclamación, que es parte de la misma Plegaria Eucarística, es proclamada por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.
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Que significan las principales aclamaciones en la liturgia:

• Amén (= así es, es verdad). Cf Dt 27,15-26; 1 Cor 16,36; Neh 8,6; Sal 14,14; 1 Cor 1,20 (Cristo es el sí de Dios y por medio de él llega a Dios Padre nuestro amén).

• Aleluya (alabad a Dios), especie de estribillo sálmico y elemento característico de las doxologías sálmicas (cf Sal 148,1-4; 150).

• Gloria (del griego dóxa; de ahí -> doxología);

• Hosanna (¡ayuda, pues!); cf Sal 117,25 (donde se indica la respuesta de los sacerdotes: Bendito el que viene en el nombre del Señor, frase introducida en el Sanctus). Se halla ya en la Didajé 10,6;

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Aclamaciones durante la misa
TE ALABAMOS SEÑOR
AMÉN.
GLORIA A TÍ, SEÑOR JESÚS


—Aclamación de todo el pueblo con el sacerdote
—Se reza el Santo, Santo, Santo, que es una alabanza solemne a Dios.

Aclamacion:
•Después de la Consagración, el sacerdote dice una oración de aclamación que todos completamos.

1.¡Este es el misterio de nuestra fe!
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurreción, Ven Señor Jesús.

2. ¡Aclamen el misterio de la Redención!
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este caliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

3. ¡Cristo se entregó por nosotros!
Por tu cruz y tu resurrección, nos has salvado, Señor.

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