La oración

La oración.

Por: Pedro Rodríguez-Carretero


A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar.

Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. 

Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración." (Santa Faustina Kowalska. Diario #146)
"No os despojéis nunca del amparo de la oración. Contra ella se despuntan las armas de Satanás, las malicias del mundo, los apetitos de la carne, las soberbias de la mente. No bajéis jamás esta arma, por la cual los Cielos se abren, lloviendo así gracias y bendiciones.
La tierra tiene necesidad de un baño de oraciones para purificarse de las culpas que atraen los castigos de Dios." (María Santísima en la Obra de María Valtorta)

"El que reza se salva y el que no reza se condena." (San Alfonso María de Ligorio)




Fidelidad al Espíritu Santo.



Si queremos ser santos, debemos encomendar esta tarea al Espíritu Santo, que es el Santificador, ya que es Él quien lleva a cabo la obra de santificación de nuestras almas.
Y en cuanto a nosotros, no se trata tanto de actuar y de hacer, sino de dejar actuar y dejar hacer al Espíritu Santo en nosotros, es decir, no ponerle obstáculos al Espíritu divino para que nos lleve a la cumbre de la perfección.



El Espíritu Santo siempre nos va inspirando cosas para hacer, y nos da la fuerza y la gracia para que las llevemos a cabo. Entonces nuestra santificación consistirá en ser fieles a esas gracias e inspiraciones, y así estaremos cumpliendo la voluntad de Dios, porque en eso consiste la santidad: en cumplir a la perfección la voluntad divina.


El primero que no quiso cumplir la voluntad divina fue Lucifer, que a pesar de conocer bien cuál era la voluntad de Dios, se rebeló.
Para poder cumplir bien la voluntad de Dios, pidamos ayuda a San Miguel Arcángel, que es el ejemplo de cumplimiento de dicha voluntad, y nos defenderá de las tentaciones del Maligno, que tratará de desviarnos del cumplimiento de nuestro deber, del cumplimiento de la voluntad de Dios.


Si estamos en duda de si una inspiración viene de Dios, y no sabemos si realizarla o no, lo primero que tenemos que pensar es si es buena o no, porque si es mala, entonces no es de Dios. Pero si es buena y estamos dudosos, lo mejor es consultar con un director esclarecido o rezar más implorando que el Señor nos dé luz sobre ese punto. Porque Dios no deja librado al azar nada, y lo que comienza lo lleva a su término, aunque encuentre oposición.Así que no debemos tener miedo, y confiar ciegamente en Dios, en su Bondad, porque Él es el Todopoderoso y no nos puede pasar nada que Él no quiera o permita, por lo cual debemos vivir tranquilos y felices,  sabiendo que el Señor guía nuestra vida.