Celebración ecuménica 2014

CELEBRACIÓN ECUMÉNICA
Introducción a la celebración
¿Es que Cristo está dividido?
(1 Corintios 1, 1-17)


Al reunirnos para celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos respondemos a la llamada de Dios y anhelamos ser renovados y fortalecer nuestras relaciones mutuas en Cristo por medio del canto, de la palabra y de los gestos. Esta celebración también puede servir para explorar o recordar el Octavario de reflexión que se basa textualmente en 1 Corintios 1, 1-17. Tomamos nota de la perturbadora pregunta de Pablo “¿Es que Cristo está dividido?” como si fuera un gozoso desafío a la oración y al autoexamen como personas y como comunidades cristianas. El texto bíblico y la propuesta de celebración constituyen una oportunidad para considerar de nuevo este reto en cada uno de nuestros contextos.

Estos son algunos de los elementos peculiares de la celebración de este año que pueden necesitar de una preparación previa:
La reunión de la comunidad incluye una invitación a orar mientras nos damos la vuelta hacia diferentes direcciones siguiendo la tradición de algunos de los pueblos indígenas de Canadá. Habrá que saber de antemano la dirección de los puntos cardinales para orientar a la comunidad que celebra, de modo que puedan girar en sentido horario mientras se va desarrollando la oración. Se deberá volver a la parte delantera del espacio de la celebración para las direcciones ‘arriba’ y ‘abajo’ como se indicará. Quizás sea necesario cambiar el orden de las oraciones de acuerdo con la situación geográfica del lugar.

El “intercambio ecuménico de dones espirituales” es un modo de responder a la preocupación de Pablo de que los corintios se habían divido en diferentes facciones y a su desafío: “¿Es que Cristo está dividido?”. No podemos vivir en la soledad de nuestras comunidades cristianas individuales y pensar que tenemos unidad. Debemos querer y ser capaces de recibir los dones de los otros. Esto implica ir un paso más allá de simplemente dar nombre a un don que debemos dar. Nos demanda tomar en consideración a los otros y ver en ellos carismas que enriquecen a todo el cuerpo de Cristo. Se explica más abajo en detalle este “intercambio”. Requiere algo de preparación previa. Proponemos lo siguiente:
  1. Invitar a representantes de las diferentes Iglesias locales a reflexionar juntos sobre los “dones” que reciben de los demás. La finalidad es de identificar juntos un “don” de cada comunidad que los demás reconocen recibir de ella.
  2. Lo deseable es que también se obtenga una representación simbólica de cada don que puede ser llevada durante el “intercambio ecuménico de dones espirituales”.
  3. Mientras se llevan estos dones se van anunciando con estas palabras u otras similares: De la Iglesia................ recibimos con agradecimiento el don de................... representado aquí por.........................................
Evidentemente, este “intercambio ecuménico de dones espirituales” puede adaptarse según las circunstancias locales.
La utilización en las oraciones de intercesión de los “Ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio” de las Naciones Unidas. Animamos a que se impriman estas oraciones para la asamblea para que se puedan ver los objetivos específicos contenidos en las peticiones.
Quizás sea oportuno hacer notar a los participantes que las ocho respuestas en el compromiso por la unidad se corresponden con los ocho temas de los materiales para el Octavario de Oración por la Unidad que se incluye en esta propuesta.

Los que cantan “rezan dos veces”. Se proponen algunos himnos y cantos litúrgicos apropiados del repertorio de compositores canadienses encargados específicamente para la Semana de Oración 2014. Se pueden encontrar en www.ecumenism.net/music/. ¡Es nuestro deseo que se haga el esfuerzo de incluir toda la música que se pueda en este tiempo de celebración ecuménica!



Desarrollo de la celebración

P: Presidente(s)
A: Asamblea
1. Nos reunimos en esperanza y unidad
Himno procesional
Los que presiden la celebración y otros pueden entrar en procesión.

Reunión de la comunidad
P: ¡Que Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, el Señor, os concedan gracia y paz! (1 Co 1, 3)
P: Esta celebración ha sido preparada en CanadáLa palabra ‘Canadá’, en el idioma de uno de los primeros pueblos del país, los iroquois,[3] significa ‘aldea’. Como miembros de la casa de Dios, los cristianos alrededor del mundo realmente moran en una ‘aldea’. Cuando los cristianos celebran se unen a esta gran aldea global, tan llena de belleza, de lucha y de esperanza. Queridos amigos, os damos la bienvenida a que os unáis en oración por medio de la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo.
AAmén.

P: Dios de amor que a todos nos llamas: desde nuestras casas y oficinas, desde nuestras minas y fábricas, desde nuestros campos y negocios, desde nuestras barcas de pesca y nuestros rebaños, desde nuestras escuelas y hospitales, desde nuestras cárceles y centros de internamiento, para ser uno en comunión con nuestro Señor Jesucristo.
AHaznos uno en Cristo.

P: Los pueblos indígenas de Canadá siguen un rito antiguo de orar mirando en distintas direcciones. Con ellos, unámonos en oración, dirigiendo nuestra mirada hacia cada una de las direcciones que se indican.

Mirando hacia el este
P: Desde el este, la dirección por donde sale el sol, recibimos paz, luz, sabiduría y conocimiento.
A: ¡Agradecemos estos dones, oh Dios!

Mirando hacia el sur
P: Del sur viene el calor, la enseñanza, y el comienzo y el final de la vida.
A: ¡Agradecemos estos dones, oh Dios!

Mirando hacia el oeste
P: Del oeste viene la lluvia, las aguas purificadoras que dan sustento a los seres vivientes.

A: ¡Agradecemos estos dones, oh Dios!

Mirando hacia el norte
P: Del norte viene el frío y el viento impetuoso y la blanca nieve, dándonos fuerza y resistencia.
A: ¡Agradecemos estos dones, oh Dios!

Volviéndonos hacia delante y mirando hacia arriba
P: De los cielos recibimos la oscuridad y la luz y el aire de tu respiro.
A: ¡Agradecemos estos dones, oh Dios!

Mirando hacia abajo
P: De la tierra venimos y a la tierra volveremos.
A: ¡Agradecemos, oh Dios, tu bondadosa creación, nuestra casa terrena!

P: ¡Que podamos, Dios bendito, caminar por caminos buenos, viviendo en esta tierra como hermanos y hermanas, gozando de las bendiciones de los demás y haciendo nuestro su dolor, unidos contigo, en el nombre de Jesús, y con el &n liento vivificador del Espíritu que renueva la faz de la tierra!
A: Amén.

Himno de alabanza
Oración de arrepentimiento
P: Movidos por la exhortación de Pablo a los corintios, confesemos nuestros pecados:
P: Dios clemente, mediante Jesucristo nos has enriquecido sobremanera con toda clase de dones, tanto en lo que se refiere al conocer como al hablar. En nuestra soberbia, atribuimos estos dones a nosotros mismos sin reconocer su verdadero origen. ¡Perdónanos, Señor!
A: ¡Señor, ten piedad! o Kyrie eleison (se puede cantar)

P: Dios clemente, en Cristo no carecemos de ningún don. Sin embargo, con frecuencia somos demasiado tímidos o estamos demasiado centrados en nosotros mismos para compartir las maravillas de este mensaje de vida con los demás. ¡Perdónanos, Señor!
A: ¡Señor, ten piedad!

P: Dios clemente, nos llamas a la concordia en tu Hijo Jesucristo. Por nuestra falta de entusiasmo por recuperar la armonía pensando y sintiendo lo mismo, por permitir demasiado fácilmente que permanezcan divisiones y rencillas entre nosotros. ¡Perdónanos, Señor!
A: ¡Señor, ten piedad!

P: Dios clemente, cumples tu palabra aunque veas nuestra debilidad. Perdona nuestros pecados de mediocridad y nuestra aceptación perezosa de las divisiones entre nosotros. Por la gracia de tu Espíritu Santo enciende de nuevo nuestro celo por dar pasos concretos para guardar nuestra alianza de unidad contigo, con los demás y con toda la creación.
A: Amén.
2. Escuchamos la Palabra de Dios
Lecturas de la Escritura: Isaías 57, 14-19; Salmo 36, 5-10; 1 Corintios 1, 1-17; Marcos 9, 33-41 (Se entregará material adicional)
Homilía
3. Respondemos con fe en unidad
Confesión de fe
Se puede utilizar el credo niceno-constantinopolitano, el credo de los apóstoles u otra profesión de fe adecuada.

Himno de fe y compromiso
Intercambio ecuménico de dones espirituales
Los que han preparado la celebración se han reunido de antemano para reflexionar sobre los diversos dones de las Iglesias en la comunidad. Se pueden escoger dones locales o dones de la tradición más amplia. Representantes de las diferentes Iglesias llevan objetos que simbolizan esos dones que su tradición aporta a toda la comunidad cristiana. Los dones son llevados y colocados en una mesa. Un lector puede anunciar los dones con estas palabras u otras similares:
De la Iglesia................ recibimos con agradecimiento el don de................... representado aquí por..........................................

A: ¡Agradecemos estos dones, oh Señor!

Colecta
Señor Jesucristo, dijiste a los apóstoles “Os dejo la paz, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y danos a nosotros la paz y la unidad de la ciudad celestial, donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Oraciones de intercesión
Juntas, las Iglesias de Canadá han hecho suyos los “Ocho Objetivos del Milenio” de las Naciones Unidas. Las siguientes oraciones elevan estos objetivos.

P: Oramos por todas las personas que padecen día a día la pobreza y el hambre. Su situación precaria provoca con frecuencia divisiones; que el amor de Cristo restablezca la justicia y la paz. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por todos los que luchan por una enseñanza universal. Que su sed de conocimiento pueda construir puentes entre nuestras Iglesias y restablecer el respeto en medio de nuestras diferencias. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por todos los que luchan por la igualdad entre hombre y mujeres en dignidad y derechos. Tenemos presente especialmente la necesidad de un acceso igualitario al trabajo, a los bienes y a los servicios. Al hacernos uno en Cristo Jesús, que podamos recibir los dones tanto de los hombres como de las mujeres. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por los jóvenes que están enfermos y por los que luchan por mejorar la salud infantil. Al hacernos cargo de los niños, que podamos acoger al mismo Cristo. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por las mujeres embarazadas y por su salud materna. Que podamos hacernos cargo de estas mujeres portadoras de una vida nueva y cuyo amor por sus hijos nos recuerda el amor unitivo de Dios por nosotros. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por los que combaten el HIV/Sida, el paludismo y otras enfermedades. Que podamos oír las voces de aquellos a los que se les niega una vida digna y el trabajo para construir un mundo en el que todos los pueblos sean respetados y cuidados y en el que nadie sea excluido. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por los que sufren las consecuencias de la mala salvaguardia de la reacción y por todas las especies en peligro. Condúcenos a un desarrollo sostenible para que podamos reconciliarnos con la creación. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Oramos por los que practican la solidaridad internacional y fomentan una asociación mundial. Al favorecer un justo comercio de los bienes y la cancelación de las deudas de los países pobres, que podamos también luchar por la justicia. ¡Dios clemente, escucha nuestra oración!
A: Y en tu amor, respóndenos.

P: Mientras nos esforzamos por conseguir estos objetivos, que podamos discernir tu voz, oh Señor, y caminar juntos hacia el Reino por el que rezaste. Y por eso rezamos:
Oración del Señor (rezada o cantada)
Signo de paz

P: Cuando los franceses llegaron a Canadá en los siglos XVI y XVII encontraron una tierra rica en recursos naturales y fueron ayudados por los Primeros Pueblos. Su sentido de gratitud llevó a que el barco que trajo al fundador de la ciudad de Quebec se bautizara con el nombre de “Don de Dieu”, que significa “Don de Dios”.

En muchos de los ritos eucarísticos que se utilizan en Canadá se invita a las personas a comulgar con las palabras “los dones de Dios para el pueblo de Dios”. La unidad por la que oramos es el restablecimiento de la plena comunión entre nosotros, cuyo signo será recibir juntos los dones eucarísticos. Sin embargo, también en el camino hacia la unidad visible intercambiamos entre nosotros otros dones, que son dones de Dios para el pueblo de Dios.
Hoy, en la provincia francófona de Quebec, la expresión don de Dieu –“don de Dios”- tiene una vitalidad nueva en la comunidad cristiana y en la cultura popular. Recuerda un sentimiento de gratitud por los dones de Dios que vienen de un tiempo cuando los antepasados eran capaces de compartir la acción de gracias con las Primeras Naciones de Canadá. Como signo de paz y como un modo de reconocer los dones que recibimos de los demás, digámonos unos a otros con los canadienses de habla francesa: “Don de Dieu”.
Los asistentes se saludan ente ellos con un abrazo, una inclinación de la cabeza o un apretón de manos, mientras dicen:
A: “Don de Dieu”

Himno de ofertorio (se puede hacer una colecta durante el himno)

4. Salimos al mundo

Compromiso por la unidad
P: Pablo retaba a los cristianos de Corinto a que conocieran en su corazón y mostraran en sus acciones que Cristo no está dividido. Nos reta también a nosotros a realizar más plenamente la unidad que ya tenemos en Cristo.
Con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro,
A: Juntos, estamos llamados a ser santos.

P: Agraciados por Dios en todas las maneras,
A: Juntos, damos gracias los unos por los otros.

P: Enriquecidos sobremanera con toda clase de dones por medio de nuestra unión con Cristo,
A: Juntos, no carecemos de ningún don espiritual.

P: Firmes en Dios que nos fortalece para el amor y el servicio,
A: Juntos, confesamos que Dios cumple su palabra.

P: Abrazados por Jesucristo,
A: Juntos, estamos llamados a la concordia.

P: Unidos en un mismo pensar y sentir,
A: Juntos, buscamos la armonía.

P: Superando nuestras riñas por aquel que fue crucificado por nosotros,
A: Juntos, pertenecemos a Cristo.

P: ¿Es que Cristo está dividido?
A: ¡No! ¡Juntos, salimos al mundo para proclamar su buena noticia!

Himno de envío
Bendición y envío
La bendición puede ser dada por varios de los ministros que presiden la celebración en la siguiente forma u otra apropiada.
P: El Señor esté con vosotros.
A: Y también contigo.

P: ¡Que el amor del Señor Jesús te lleve a él, que el poder del Señor Jesús te fortalezca en su servicio, que la alegría del Señor Jesús te llene tu espíritu, y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y permanezca siempre!
A: Amén

L: Puedes ir en paz,
para amar y ser amado,
para acoger y pertenecer,
para servir y ser nutrido.
C: ¡Demos gracias a Dios!
Postludio