Oraciones por los ancianos




ORACION DE LOS ABUELOS

Señor, nos estamos volviendo viejos; los jóvenes nos hablan con
respeto y temen que les contemos anticuadas historias.

A veces no comprendemos nada del mundo de hoy y sentimos el vacío en
torno nuestro. Sabemos que tú no eres un Dios tranquilo para viejos
achacosos, sino) el Dios vivo, inagotable siempre en su novedad,
contemporáneo de la actual transformación del mundo.

Comulgando tu pan vivo nos sentimos rejuvenecer: de él sacamos vigor
para no ser ancianos de aquellos que se pierden en los recuerdos del
pasado.

Concédenos, Señor, el preparar dignamente nuestra vejez, dar sentido
a nuestros días actuales. Que sepamos ofrecer cariño a los nietos y
vivir en el afecto de nuestros hijos. Amén.

ORACION POR LOS ABUELOS
Señor Jesús, tu naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana. Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.

¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.

¡Sostenlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales, hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.

Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Qué jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.

Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.

María, Madre de todos los vivientes, cuida constantemente a los abuelos, acompáñalos durante su peregrinación terrena, y con tus oraciones obtén que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial, donde esperas a toda la humanidad para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén.

ORACION DEL ANCIANO
Señor, enséñame a envejecer como cristiano.
Convénceme de que no son injustos conmigo:
los que me quitan responsabilidades;
los que ya no piden mi opinión;
los que llaman a otro para que ocupe mi puesto.

Quítame el orgullo de mi experiencia pasada
y el sentimiento de que soy indispensable.

Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás,
contribuyendo con mi alegría al entusiasmo
de los que ahora tienen responsabilidades.

Y que acepte mi salida de los campos de actividad,
como acepto con sencilla naturalidad la puesta del Sol.

Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila
caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado.

Concédeme que mire con gratitud
hacia el destino feliz que me tienes preparado.
¡Señor, ayúdame a envejecer así!

José Laguna M

ORACIONES PARA LOS ANCIANOS

A ti Dios mío elevo mi oración, por todos los que se sienten agobiados por el peso de los años, tu amorosa presencia permitió que se prolongasen sus días en la tierra.

Dios mío, ellos miran para atrás y ven todo el camino recorrido, desde las travesuras de la infancia hasta la fragilidad del ahora.

Retira Señor toda la amargura de sus espíritus y que recuerden con preferencia los hechos agradables y felices.

Borra cualquier señal de resentimiento causado por la ingratitud y la maldad de los que algún día pasaron junto a ellos,

alegra sus corazones cansados y abatidos, dale los medios de revivir las alegrías de una vida normal y sociable,

Dios mío ahuyenta los fantasmas de la soledad, del abandono y del desprecio.

Rodéalos de amparo y calor humano en su diario vivir para que puedan mantener un ánimo bien dispuesto, abierto y feliz.

Recompensa la disposición que demostraron, con la bendición de aquella paz que viene de ti y supera todas las limitaciones de la vejez.

Amén.

ORACIÓN POR LOS ANCIANOS Y MORIBUNDOS QUE SUFREN

Oh Dios, refugio benévolo de los
que sufren, escucha la plegaría que
te dirigen quienes padecen.

Serena y reconforta a los enfermos,
a los viejos y a los moribundos.

Concede amabilidad y compasión,
ciencia y paciencia a quienes les cuidan.

Inspira en ellos gestos que alivien,
palabras que iluminen y amor que consuele.

A cambio, te encomendamos estas almas
desalentadas, laceradas por la tentación,
atormentadas por la pasión,
heridas o profanadas por la maldad de los hombres.

Pon dentro de nosotros, oh Señor, tu Espíritu de amor,
de compasión y sacrificio,
para que ayudemos de manera eficaz
a quienes hallemos por el camino.
Ayúdanos a responder a su invocación, pues es la tuya.

Amén.

Fdo. Cristobal AGuilar.